Cuatro días han pasado desde el fallido atentando contra Iván Duque. El pasado 25 de junio, el helicóptero que transportaba al presidente colombino fue atacado a tiros en Cúcuta, una ciudad que se ubica al Norte de Santander, en los límites con Venezuela.
El primer mandatario, quien regresaba de un acto en Sardinata, sobrevolaba los cielos de la capital santanderiana, cuando su aeronave se convirtió en el blanco de disparos efectuados desde tierra. La arremetida obligó a los pilotos a efectuar maniobras evasivas y a aterrizar de emergencia.
La pericia de los aviadores, sumada a la capacidad del aparato, evitó que el ataque terminara en tragedia.
Además de Duque, el helicóptero trasladaba al ministro de Defensa, Diego Molano, y a su colega de Interior, Daniel Palacios. Junto a ellos viajaban el gobernador del Norte de Santander, Silvano Serrano, y el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez.
Investigaciones posteriores, que incluyeron un barrido de la zona, condujeron al hallazgo de dos fusiles. Las armas fueron ubicadas en La Conquista, una barriada que se localiza a pocos kilómetros del Aeropuerto Internacional “Camilo Daza”, el destino del jefe de Estado y su comitiva.
Según lo revelado por Jorge Luis Vargas, director de la Policía Nacional de Colombia, fue ese suburbio el epicentro del atentado. Desde él se habrían efectuado más de una decena de disparos contra la aeronave presidencial.
Komentáře