Reunión de urgencia en el Consejo de Seguridad. Los quince miembros del órgano se congregaron, este lunes, en la sede de Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York, para analizar la retoma del poder por el talibán afgano.
Los insurgentes, que gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001, fueron expulsados por las fuerzas militares estadounidenses que ocuparon el país, a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
La invasión, autorizada por el ex presidente George W. Bush, se sustentó en el aparente refugio brindado por los talibanes a miembros del grupo terrorista Al Qaeda.
A partir de ese momento, Estados Unidos y sus aliados internacionales dieron rienda suelta a una extensa guerra, que se prolongó por espacio de dos décadas.
Durante ese tiempo, los talibanes, reducidos al mínimo en los combates con las tropas extranjeras, se replegaron y reorganizaron en las comunidades rurales.
En el transcurso de 2020 – y en conversaciones directas con los rebeldes – emisarios del ex presidente Donald Trump acordaron la remoción de las tropas estadounidenses, a partir del 01 de mayo del presente año.
Aunque el gobierno de Joe Biden prolongó ese plazo hasta el venidero 11 de septiembre, la progresiva retirada de los militares permitió a las fuerzas talibanas emprender una ofensiva relámpago.
Gracias a esa oleada de arremetidas y a la escasa resistencia de las fuerzas de seguridad afganas, el talibán, cuyo nombre formal es Emirato Islámico de Afganistán, se hizo con el control de provincias enteras.
Este fin de semana, los insurgentes tomaron Kabul, la capital del país. La captura de esa ciudad provocó la huida del presidente Ashraf Ghani. El mandatario salió del territorio afgano la jornada de este domingo, con el supuesto objetivo de evitar un mayor derramamiento de sangre.
La retoma del poder por parte de los talibanes ha desatado el caos en el Aeropuerto Internacional “Hamid Karzai”. Ciudadanos extranjeros y también afganos se aglomeraron en el aeroparque, con la intención de tomar uno de los vuelos en los que se evacúa al personal militar y diplomático.
La estampida ha sido provocada por el temor a represalias. Aunque voceros rebeldes han insistido que la misión del talibán es la de “restaurar la paz y la seguridad”, muchos prevén una cruenta cacería de brujas que afectará, principalmente, a todos los que colaboraron con Estados Unidos y con su coalición internacional. Otros anticipan duras arremetidas contra la población femenina.
El pronóstico no está alejado de la realidad. Este 16 de agosto, durante su intervención ante el Consejo de Seguridad, António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denunció que “informes escalofriantes” recibidos desde Afganistán dan cuenta de “severas restricciones de los derechos humanos”.
“Me preocupan particularmente los relatos de las crecientes violaciones de derechos humanos contra las mujeres y niñas”, dijo Guterres, quien invitó al Consejo a no “abandonar al pueblo de Afganistán”.
El jefe de la ONU pidió, además, el cese inmediato de las hostilidades y la creación, mediante negociaciones, de un gobierno de amplia base que tenga, incluso, presencia femenina.
Las palabras de António Guterres quedaron recogidas en la declaración que se adoptó este mismo lunes. En el documento, los integrantes del Consejo de Seguridad solicitaron el inicio de conversaciones para crear un nuevo Ejecutivo.
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