Movilizaciones en Perú contra Pedro Castillo. Durante este fin de semana, el presidente hizo frente a dos marchas que se registraron en la ciudad de Lima, la capital del país. También a una tercera que se efectuó en la sureña ciudad de Arequipa.
Las manifestaciones, que se desarrollaron de manera pacífica, sirvieron de plataforma para que los ciudadanos exigieran que se abra un juicio político contra el primer mandatario, quien está a cinco días de cumplir su primer mes en el poder.
Un sondeo de opinión publicado a comienzos de este mes indicó que Castillo, otrora maestro rural y ex representante sindical, tiene una desaprobación de 41%. Otro 57% rechaza el equipo de gobierno por él conformado.
Por otra parte, 48% de los peruanos creen que no es el docente quien lleva las riendas del país. De acuerdo con esa porción de la población, Pedro Castillo es la cara visible de un Ejecutivo que, en la práctica, es manejado por Vladimir Cerrón.
El neurocirujano, ex gobernador de la provincia de Junín, es el fundador y máximo líder de Perú Libre, la organización de corte marxista que cobijó a Pedro Castillo durante su carrera hacia la Presidencia. El médico, condenado por corrupción, es considerado como un hombre proclive a los ideales castristas y “maduristas”.
Las cifras de la encuesta dan cuenta de la frágil situación que enfrenta el jefe de Estado. También revelan otro dato de importancia: el educador arrancó su gestión con menos popularidad que los últimos cuatro presidentes que llegaron al cargo por la vía electoral.
A juicio de especialistas, la caída libre que experimenta el dirigente de izquierda tiene que ver con las dos crisis que se han generado en su corto periodo de gobierno. Ambas están relacionadas con la designación, en cargos de responsabilidad, de polémicas personalidades.
La primera de ellas es Guido Bellido. El jefe de gabinete y primer ministro, quien deberá presentarse ante el Congreso el 26 de agosto para su audiencia de confirmación, es investigado judicialmente por aparente “apología del terrorismo”.
La otra designación controversial fue la de Héctor Béjar Rivera. El sociólogo y catedrático fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores. Su permanencia en el cargo se vino a pique cuando el ex guerrillero criticó a la Marina de Guera de Perú.
Según Béjar Rivera, cuyos comentarios le obligaron a dimitir, fue el citado componente militar (y no el grupo maoísta Sendero Luminoso) el que dio inicio el terrorismo que se vivió en la nación andina durante las últimas décadas del siglo XX.
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