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Writer's pictureJOSUÉ D. FERNÁNDEZ

TIPOS DE LLANTOS



Existen penas, martirios, suplicios sumamente visibles, y otros no menos profundos así pasen desapercibidos para la mayoría que no los está padeciendo. Compartiendo aquellos aparece llanto propio, también solidario, derramado cada día al saber sobre familiares y amigos fallecidos en soledad, sin siquiera un poco de compañía de sus afectos con reciprocidades irrevocables. Nada para velar estertores, aparte de unos monitores electromecánicos que certificarán el último latido. El cálculo de los muertos a causa del virus chino ya sobrepasa los 2,5 millones en el mundo.

Es el silencio y la ausencia que prevalece entre quienes se quedan, el daño remanente del final inevitable, reproducido solamente en espectros gráficos. Sin embargo, con intensidad parecida igualmente, pero menos difundida, abundan registros del dolor de partidas de los que se han tenido cerca, y la separación les obliga por motivos ajenos a sus respectivas voluntades. Muchos de estos tristes casos vienen sucediendo a menudo en Venezuela, desde hace unos veinte años, cuando ocurrió una invasión de maleantes, alentados por la injerencia castro-comunista en pueblos vecinos desprevenidos. El número de venezolanos partiendo hacia destinos impredecibles acumula unos 5,5 millones de migrantes errantes, desde entonces.

Medio siglo de bienvenidas a personas de cualquier raza y procedencia en Venezuela -acosada ahora por corrupción y represión de una tiranía- carece de la reciprocidad adeudada en casi todos los lugares a los que ha salido su gente en busca de refugio y asilo. La xenofobia parece despiadada cuando se trata de acoger a desposeídos. La lista de oprobios en contra de la diáspora venezolana aumenta en crueldad en Chile, Argentina, Perú, Ecuador, España y Portugal, haciendo fallecer sueños de mejores tiempos, martirizada al saltar fronteras de tierra, mar, ríos y aire. Mientras los suplicios se alargan, restarían las simples ilusiones de alivios sofisticados de la "biodescodificacion", para atenuar dolores externos e internos, aunque de complicado alcance todavía debido a la escasez de expertos en la materia que brinden real consuelo.

Resulta necesario atesorar La tradicional generosidad del venezolano, aun maltratada circunstancialmente, como un bien preciado de alcancía. Las despedidas jamás serán fáciles, como dejó constancia Oswaldo Oropeza, en el tema "La noche de tu partida" interpretada por el mexicano Marco Antonio Muñiz, acompañado con Arpa, cuatro y maracas venezolanos. El enlace musical en el último cuadro por YouTube, y de seguida en esta entrada del Blog. De regreso en dos semanas. Hasta entonces si Dios quiere, con el deseo porque todo cambie, y aparezcan razones alegres, para llorar de risas…


* Las anteriores entradas de la columna ALCANCIA&VITROLA se hallan aquí en: https://comunicadorcorporativo.blogspot.com/, https://www.youtube.com/user/fernandezjosue

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