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UNA ALIANZA BIEN PREOCUPANTE

Para nadie es un secreto la existencia de vínculos muy

  1. fuertes entre los gobiernos de Venezuela y la república islámica de Irán. Nicolás Maduro Moros, presidente del régimen venezolano, es abiertamente partidario del sistema gubernamental-religioso que se aplica en el país asiático, como también lo fue su predecesor Hugo Chávez.

Mario Augusto Beroes Ríos/Israel Internacional.-



A medida que las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos se endurecen, crece la amistad diplomática y política entre el país suramericano y la nación islámica. Amistad que comienza a preocupar a los vecinos de Venezuela, y sobran las razones para preocuparse debido a las pruebas evidentes de vínculos entre Maduro Moros y sus adláteres con grupos radicales islámicos como ISIS y Hezbollah, que contarían con el apoyo iraní.

El Estado de Israel, que no mantiene relaciones diplomáticas con el de Venezuela a raíz de una decisión del ex presidente Chávez, mantiene sin embargo «un discreto monitoreo» de la situación, y ha expresado su preocupación en el ámbito internacional, como lo hizo Modi Ephrai, director del Departamento de América Latina y el Caribe en la cancillería israelí.También lo han hecho el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro y el embajador de Israel en Colombia, nación fronteriza con Venezuela, Christian Cantor.

Oro por gasolina

El régimen socialista venezolano depende cada vez más de Irán para el consumo de la gasolina, que por cierto no es la adecuada para el parque automotor de dicho país, mientras se jacta de poseer las segundas mayores reservas de petróleo conocidas del mundo. Sin embargo, el régimen encabezado por Maduro Moros, ha destruido sus instalaciones de refinación, persiguiendo a los ingenieros calificados y entregando las refinerías a compinches socialistas no calificados.

Es un hecho comprobado que la dictadura venezolana cancela con el oro que avala las reservas internacionales venezolanas las entregas de esa gasolina de muy bajo octanaje. Por otra parte, y después del ataque aéreo fatal de EE.UU. contra el jefe del terror iraní, el general de división Qasem Soleimani, el régimen de Maduro organizó eventos para honrar su memoria, y obligó a las televisoras y radioemisoras de señal abierta a transmitirlos en cadena nacional. Informes de grupos de inteligencia estadounidenses, israelíes y europeos apuntan a que Soleimani estaba a cargo de la estrategia terrorista de Irán en toda América Latina, donde además de Venezuela, existe un fuerte establecimiento islámico radical, desde hace ya varios años en la frontera que comparten Paraguay, Argentina y Brasil.

Por otra parte, un informe producido por Joseph Humire del Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS), un grupo de reflexión sobre seguridad nacional, detalla cómo Irán y Hezbollah han explotado comunidades centenarias de libaneses en Venezuela y otras comunidades de origen islámico en América del Sur para crear grandes redes económicas deliberadamente confusas.

A través de redes que incluyen una actividad comercial abiertamente legal, el régimen venezolano, Hezbollah y otros actores como ex presidiarios venezolanos, los cárteles de la droga mexicanos y grupos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), se ayudan mutuamente y comparten el saqueo de minerales estratégicos, oro y piedras preciosas en el sur de Venezuela, además de expandir su influencia a escala mundial, escribió Humire. El informe se publicó a través del Centro de América Latina Adrienne Arsht del Consejo Atlántico.

“En Venezuela, el puente aéreo logístico entre Caracas, Damasco y Teherán es lo que Maduro protege y ha servido de manera provechosa para Hezbollah e Irán”, explicó Humire, señalando que el régimen sirio del dictador Bashar al-Assad, un aliado cercano de Teherán, es parte de la red global de regímenes terroristas y sindicatos criminales que unen a Venezuela e Irán.

En un libro de 2015 se afirma que el propio Maduro se reunió con Bashar al-Assad y con el jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en Damasco en 2007, mientras ejercía como ministro de relaciones exteriores del difunto dictador Hugo Chávez. También la Iglesia Católica, de enorme presencia y fortaleza moral en Venezuela ha denunciado la construcción de bases militares en Venezuela; bases que contarían con el asesoramiento iraní.

El informe de Humire dividió la red sudamericana de Hezbollah en tres “clanes” de familias libanesas involucradas en diferentes aspectos de la relación Maduro-Hezbollah. Algunos, según el informe, parecían funcionar de forma algo legítima. Dos operativos clave de Hezbollah, por ejemplo, son descritos como administradores de una serie de negocios en “textiles, carne de vacuno, carbón, electrónica, turismo, bienes raíces y construcción”. Esos negocios ayudan a blanquear el dinero del tráfico ilícito de drogas y del terrorismo.

Otro participante en el plan transnacional simplemente dirige “pequeñas empresas de importación y exportación en Panamá” dedicadas a los textiles y el carbón, pero su negocio, según el informe, financia el terrorismo: “hasta el 80% de las ganancias se utilizan para apoyar a Hezbollah”.

Humire señaló con respecto a este individuo que el carbón se utiliza a menudo para disfrazar el envío de cocaina y marihuana, información que también es avalada por el Instituto Gatestone a través de varios reportajes publicados en diversos medios.

Según se informa, ambas partes crearon un plan de este tipo en 2009, de acuerdo con la DEA. Uno de los enlaces de Hezbollah del régimen socialista organizó una reunión entre los operativos de Hezbollah y dos esbirros clave de Maduro: el actual Ministro de Petróleo Tareck El Aissami, considerado el aliado más cercano de Hezbollah en Caracas, y Hugo Carvajal, un ex jefe de inteligencia de Chávez que huyó a España y ahora dice ser un desertor.

“La reunión supuestamente dio lugar a un plan de cocaína por armas entre las FARC y Hezbollah que se materializó en 2014 cuando un avión de carga libanés lleno de armas pequeñas (AK-103, lanzagranadas propulsadas por cohetes, etc.) llegó al hangar presidencial (rampa 4) del Aeropuerto Internacional de Maiquetía en Caracas”, señaló el informe. “Las armas fueron reportadas como un pago parcial por la cocaína que las FARC proporcionaron al régimen de Maduro, y fue transferida a una base de la Fuerza Aérea venezolana en el estado Guárico, Venezuela”.

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